esencia

Dicen que el camino más largo es hacia el interior: dura toda la vida. Y que solamente podemos cambiar el mundo si cambiamos por dentro. En realidad, creemos que nos transformamos y lo que hacemos es encontrarnos con nuestra propia esencia. Porque la única tarea del ser humano es SER humano y el propósito de la vida consiste en VIVIR: te invito a ser TÚ, tu ser auténtico.

Páginas

domingo, 10 de julio de 2011

Willigis Jagger, en Madrid

La espiritualidad de la vida real

“Si creer en Dios es creer en un Dios que está ahí arriba, yo soy ateo”. Son palabras de un monje benedictino que, además de religioso católico, es maestro zen. Willigis Jagger visitó Madrid acompañado de Alexander Poraj, al que conozco personalmente y tengo el placer de haber participado en alguno de sus talleres.

“Ni las confesiones religiosas ni la ciencia nos dicen quiénes somos” y ahí es donde hace su aparición la espiritualidad. Willigis Jagger está convencido de que “Dios es otro nivel en nosotros”, al que denomina “divinidad” o “fondo originario” y critica que “la espirtitualidad ha salido de las iglesias”. Pone como ejemplo las clínicas de reducción de estrés de Kabat-Zinn en Estados Unidos, llenas de empresarios.

Para recorrer el camino espiritual, Jagger aconseja buscar un guía que ya lo haya transitado. Para él, tanto el zen como la mística cristiana consisten en “no querer ni hacer, sino soltar el yo” -que es diferente de la verdad-, salir de los límites del yo y SOLTAR. “Mientras permanezcamos en el yo seguiremos matándonos”, asegura, y por eso propone “encontrar el camino que nos saque de los límites del yo”. Para ello es imprescindible el ejercicio personal, que consiste en estar presente, porque “cualquier experiencia surge de nuestro presente”. Es en la estructura del yo donde “se manifiesta la divinidad”, que es “nuestra verdadera naturaleza”. Es decir, “el yo es una manifestación del fondo originario”, aparece de él, pero “se independiza y deja de estar unido a él”. Ante ello, Willigis invita a “salir de las estructuras” para poder “comprender la amplitud del ser”. Porque, como dice el título de uno de sus libros, “la ola es el mar”.

Jagger se refiere a la práctica del zen como contemplación y explica que existen tres niveles: el institucional, de la comunidad religiosa; el intelectual, que comprende la teología, la filosofía y la metafísica y el espiritual, que se refiere a la mística o trascendencia y que va más allá, porque consiste en trascender lo mental. No se trata de “quitar la cabeza”, sino de “abrir el corazón”, puntualiza Alexander. El ex director de una red de hospitales psicosomáticos en Alemania y también maestro zen considera que, frente a las especulaciones religiosas de la reencarnación (en el sentido de prolongación lineal de la vida) o la metafórica del cielo-tierra, “el reino de Dios está aquí” e insta a “vivir momento a momento”. Es importante “darnos cuenta de quién somos siempre” porque “la vida no es un colegio para aprobar exámenes”, sino que “el sentido de la vida es ser vivida”. Y desde ese punto de vista, “la vida tiene sentido”. Por lo tanto, “la espiritualidad no es una explicación de la vida” sino “una manera de vivirla”, que “no da respuestas, sino que quita preguntas”.

La clave consiste en VIVIR. “No se trata de llegar, sino de no huir, no vaciarnos sino no llenarnos”, porque “somos vacío”. En esencia, “la experiencia es ser uno con lo experimentado”, igual que solo se puede tener experiencia de la humedad al meter el dedo en el agua, por ejemplo. Por lo tanto, “la experiencia es el camino”. En este sentido, “la mística es una no actitud” y el secreto, “dejar de hacer algo, a plena conciencia”.

Alexander Poraj explica la diferencia entre espiritualidad y “mercado esotérico”, que produce sensaciones agradables. Para él, “sentirse bien no es un punto de medida para el camino espiritual”. Sí puede conducir a alcanzar una estabilidad, pero “las promesas de experiencias a corto plazo no funcionan”. Así que ante tanta oferta y promesa de falsa espiritualidad propone, “al menos, dudar”. Un gran consejo en un mundo en el que a menudo no es fácil diferenciar el grano de la paja. “Espiritualidad es una manera de ser” y con ella, los problemas son distintos y se ven distintos, uno se convierte en portador de ideas diferentes y se comporta de otra manera en este mundo. “Si yo cambio, el mundo cambio”, recuerda Willigis, que sentencia: “como especie necesitamos este camino”.

El encuentro finaliza con un ejercicio de meditación, que consiste en percibir, vivir la amplitud del silencio, experimentar el vacío-presente, ABRIRSE. Se puede hablar de espiritualidad, filosofar y divagar. Pero la trascendencia solamente se experimenta viviéndola. La propuesta es sencilla: sentarse a meditar.

1 comentario:

Ángel dijo...

María,
Me ha encantado ver cómo has captado y expuesto el mensaje de Willigis Jägger. Estoy muy de acuerdo con que el camino de la espiritualidad y de la mística es el camino para la coincidencia de todas las personas y religiones. Pienso que las religiones son algo provisional que en los primeros tramos de nuestra vida nos sirven de muletas para acercarnos a la experiencia de Dios. Sin embargo muchas veces nos agarramos a la seguridad de unos ritos y, paradójicamente, lo que debía conducirnos a sentir la fraternidad universal nos ha llevado históricamente a la separación, al odio, a la justificación de la guerra y las masacres. Cada vez siento con mayor intensidad que Dios (podemos darle el nombre que pueda darle cualquier religión) no es Alguien que está ahí fuera observándonos y juzgando nuestras acciones y pensamientos, sino que, como dice San Agustín, ‘Dios es más íntimo a nosotros que nosotros mismos’. O sea, que somos parte de Dios, que somos la manifestación de Dios y que por eso todos y cada uno somos sagrados. No hay nada profano. Todo es sagrado. Así es como yo lo siento.
Gracias, María, por darme la oportunidad de sentirme una vez más parte de todos y de poder expresarlo en tu blog.
Un beso grande.
Ángel